René
Descartes es considerado uno de los filósofos e intelectuales más
grandes de la llamada “Edad de la Razón”. Nació como el último
hijo, enfermo ya que sufría un problema de crecimiento, en una
familia francesa noble en la Turena, Debido su mala salud, su padre
aplazó la educación formal hasta que llegó a la edad de ocho años
cuando escogió el colegio jesuita de La Flèche como su escuela.
Debido a su enfermedad era conocido por levantarse tarde después de
pasar tranquilamente la mañana en silenciosa meditación. Junto a
sus compañeros cursó estudios lógicos, éticos, metafísicos,
historicos, cientificos y literarios. Aunque independientemente
trabajaba álgebra y geometría, las cuales se convirtieron en sus
materias favoritas "debido a la certidumbre de sus pruebas".
Licenciado en Derecho por la Universidad de Poitiers, pronto empezó
a dudar de todo el conocimiento que había adquirido, llegando a
decir incluso que “ no aspiraba ya a ninguna otra ciencia que no
fuera el conocimiento de sí mismo o de los grandes libros del
mundo". Esto le llevó a buscar un método con el que poder
llegar a verdades incontrovertibles en todos los campos del saber. En
1629 decidió irse a vivir a Holanda, allí estudió otras materias,
aparte de filosofía y las matemáticas, como la óptica, la física,
la química, la anatomía y la medicina. Las matemáticas le atraían
especialmente porque proporcionan un método de llegar a certezas y
demostrarlas de forma impecable, método que, pensaba, trascendía su
propia materia. De modo que elaboró una serie de principios para
asegurar el conocimiento verdadero en cualquier campo, basándose en
la forma de trabajar de los matemáticos. Es en este momento cuando
profundiza su dedicación en los métodos de los geómetras griegos,
los que se termino por corregir mediante el manejo de líneas y
figuras tridimensionales en una gráfica.
Dibujando una gráfica
marcaba unidades en una línea horizontal (eje x) y una línea
vertical (eje y); así, cualquier punto de la gráfica podía
describirse con dos números. El primer número representaba
una
distancia en el eje x y el otro número representaba una distancia en
el eje, De este modo se conseguía asociar ecuaciones algebraicas a
lugares geométricos. Aunque conservaba las reglas de la geometría
euclidiana, combinando el álgebra y la geometría, consideradas
hasta entonces independientes, logró formar una nueva disciplina
matemática a la cual se la conoce como geometría analítica y a los
ejes protagonistas, ejes cartesianos. Así, muchos de los problemas
geométricos que desde los griegos fueron resueltos por
procedimientos algebraicos simples en vez de con complicadas figuras.
En
1634 aún no había
publicado nada, pero seguía dedicado a incorporar todos sus
conocimientos, desde la astronomía hasta la anatomía humana, en un
impresionante tratado que se llamaba El
mundo.
Todo París esperaba con gran curiosidad la obra maestra de Descartes
pero este se enteró de que la Inquisición había
condenado
a Galileo por su
pensamiento del universo y
decidió
esperar hasta 1637 para dar a conocer al mundo su geometría
analítica (apéndice
dentro
su obra maestra Discurso
del método).
Estas
ideas supusieron un cambio trascendental en las matemáticas hasta el
punto de acabar con el dominio de la geometría a favor del álgebra
(aunque esta se denomine Geografía) y no solo en aquella época, científicos como Newton o Leibniz deben a Descartes y a sus teoría
(algunas tan comunes como el símbolo infinito o el principio de
inercia), sus posteriores descubrimientos, como
el calculo infinitesimal, fundamento de la física, matemática y
tecnología moderna.